Hasta que no empecé a hacer mermeladas en casa me preguntaba para qué hacer algo que te venden en todas partes, de todos los sabores y de todos los precios. La respuesta es que nunca, nunca, vas a encontrar ninguna mermelada industrial que sepa como las caseras, por mucho dinero que pagues por un frasco "de la abuela" o algo parecido. Para hacer mermelada de naranjas necesitas un poco de paciencia y naranjas en abundancia porque una vez que le has quitado la piel y todo lo blanco que puedas, se quedan en la mitad. Si la que te gusta es la de naranjas amargas estás de suerte porque es justamente la parte blanca lo que le da el amargor. A mi no me gusta así que le quito todo lo que puedo (todo, todo, es casi imposible) para que quede bien dulce. Al contrario que otras mermeladas en que dejas macerar la fruta con el azúcar durante un tiempo, en la de naranja se le pone casi al final con el limón que actúa de conservante, así que hay que ponerlo (no te olvides). L