CROQUETAS DE GAMBAS AL AJILLO
En esta vida nos ponemos de acuerdo para pocas cosas, pero sin duda una de ellas es que las mejores croquetas del mundo son las de mamá, y de ahí no nos mueve nadie. Podremos probar todas las variedades habidas y por haber pero nada puede competir con el aroma, el sabor y sobre todo el recuerdo de aquellas croquetas caseras de nuestra infancia. Será por eso que nos gustan tanto las croquetas, porque nos transportan a otros tiempos sólo con tener una en la mano.
Aunque sigamos pensando que las de nuestras madres eran las mejores, nos queda la seguridad de que para nuestros hijos lo serán las nuestras. Por ejemplo, mi madre nunca hizo croquetas de cecina, y para mi hijo mis croquetas son las mejores del mundo, de manera que se cumple la regla si o si 😉. Quien sabe si las generaciones que vienen podrán decir lo mismo porque a pesar de que los concursos de cocina arrasan en audiencia lo triste es que un tercio de la población se alimenta de comida precocinada del súper. De esas croquetas dudo que nadie guarde un recuerdo imborrable, verdad?
Y siguiendo con las recetas para Navidad no se me ocurre mejor aperitivo que unas ricas croquetas. Este año además de las de cecina, que no pueden faltar, he hecho de gambas al ajillo y ya tengo una buena cantidad congeladas, aunque nunca son suficientes...
- 300 gr. de gambas peladas congeladas
- 3 dientes de ajo
- aceite de oliva virgen extra
- 50 gr. de mantequilla
- 100 gr. de harina
- 3/4l. de leche
- sal y pimienta negra
Elaboración:
1. Comenzamos por las gambas que habremos descongelado y troceado un poquito previamente.
2. Calentamos 2 o 3 cucharadas de aceite de oliva junto con la mantequilla. Cuando ésta se haya disuelto añadimos los ajos picados lo más chiquitito que podamos.
3. Antes de que cojan demasiado color, o sea, cuestión de un minuto, echamos las gambitas y sazonamos con un poco de sal.
4. Removemos, y en cuanto cambien de color las sacamos inmediatamente a un plato pero dejaremos todo el líquido en la sartén. Aunque te parezca que están poco hechas es más que suficiente. Si las dejáramos que se siguiesen haciendo con la bechamel quedarían duras, así que aunque te parezcan algo crudas, sácalas ya.
5. En esa grasa pondremos la harina (si es necesario añades un poco más de aceite), removemos y dejamos cocinar unos minutos para que la bechamel no sepa a harina cruda. Es una pena que con el trabajo que llevan las croquetas lo arruinemos con una bechamel mal hecha.
6. Añadimos la leche caliente, toda de golpe, y removemos y removemos hasta que la bechamel espese.
7. Una vez hecha la bechamel la sazonamos con sal y una pizca de nuez moscada o pimienta negra.
8. Incorporamos las gambas y mezclamos bien.
9. Pondremos la masa en una fuente, la tapamos con papel film y la llevamos a la nevera unas cuantas horas hasta que esté totalmente fría. Yo la dejo de un día para otro.
10. Para hacer las croquetas hacemos la forma, la pasamos por harina, huevo batido y por último pan rallado.
11. En este momento si las quieres congelar hay que ponerlas, ordenadas y sin que se toquen, en una fuente que quepa en el congelador. No se deben tapar en este paso para que el rebozado se seque bien. Una vez congeladas se pueden meter en bolsas de zip o en un tupper y conservarlas en el congelador durante meses o hasta que vayamos a cocinarlas.
12. Para freírlas, congeladas o no, el aceite siempre debe cubrirlas por completo y una vez doradas por todos lados sacarlas a un plato con papel de cocina para escurrir el exceso de aceite.
Hay diferentes maneras de hacer una bechamel. Una es añadiendo la leche poco a poco, removiendo y añadiendo leche según se vaya absorbiendo. En este caso no es imprescindible calentar la leche aunque siempre ayuda. La otra es calentando previamente la leche y una vez que hayamos tostado un poco la harina la incorporaremos toda de una vez, removemos con la varillas sin parar y en unos minutos veremos que la bechamel espesará y estará perfecta.
Uno de los errores más comunes para freir croquetas es la cantidad y la temperatura del aceite. El aceite tiene que estar muy caliente (sobre180ºC) ya que tiene que hacer costra rápidamente puesto que lo de dentro ya está cocinado. En cuanto a la cantidad de aceite, tiene que ser abundante. Si no tenemos freidora, que es como mejor quedan, las haremos en una sartén o incluso en un cazo pequeño con suficiente aceite para que las cubra, aunque hagamos pocas cada vez.
Si las croquetas están congeladas hay que hacerlas exactamente igual, la única diferencia es que el aceite debe estar algo menos caliente para que al mismo tiempo que se doren por fuera se caliente el relleno.
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