POLLO A LA MIEL



Pollo a la miel


¡Qué ganas tenía de sacar esta receta! No lo puedo evitar, me encanta la comida china y me encanta cocinarla a mi manera, con ingredientes que todos podemos tener en casa o comprar en el súper. Se suele decir que la comida asiática en general sugiere ante todo armonía. Armonía por el buen uso de los ingredientes principales de una variedad inmensa, pero sobre todo por la capacidad de mezclarlos entre si. Los platos son un placer para la vista por la manera en que se juega con los colores y los sabores se integran con tanta habilidad  que ninguno domina sobre otro. 


Ahora no me crucifiquéis porque tal vez la receta de hoy no cumple casi nada de lo que acabo de decir sobre los colores  al ser una de las más sencillas, aunque el sabor está y de qué manera. Básicamente es pollo, eso se ve a simple vista,  aunque si quieres la puedes completar añadiendo vegetales (siempre al dente). Pero este pollo está tan rico que simplemente con un arroz de acompañamiento es un plato diez.



Ingredientes:
-2 o 3 pechugas de pollo
-Aceite de girasol o de oliva suave
Para el rebozado:
-1 huevo
-2 cucharadas de harina
-1 cucharada colmada de maizena
-1 vaso de agua
-1 cucharadita de levadura
-una pizca de sal
Para la salsa de miel:
-2 cucharadas de aceite de girasol o de oliva suave
-1 diente de ajo
-1 cucharadita de jengibre en polvo
-3 cucharadas de miel (60 gr)
-1 cucharada de salsa de soja
-1 cucharada de vinagre de manzana
-1 cucharadita de maizena (disuelta en un poquito de agua fría)
-1 vaso grande de agua 

Elaboración:
1. En primer lugar preparamos el rebozado, que dejaremos reposar mientras cortamos el pollo y hacemos la salsa.
Batimos 1 huevo y añadimos la harina, la maizena y la cta. de levadura en polvo. Con las varillas iremos mezclando poco a poco y al mismo tiempo iremos incorporando el vaso de agua que nos ayudará a disolver las harinas con más facilidad. Le ponemos una pizca de sal y dejamos esta pasta reposando para hacer lo demás.



2. Para hacer la salsa de miel: En un cazo o sartén, calentamos un poco de aceite de girasol con un diente de ajo machacado. No se trata de que se dore sino de que vaya sofriendo lentamente para soltar el sabor. 
3. Agregamos el jengibre, removemos en el aceite y enseguida vamos añadiendo el resto de los ingredientes de la salsa, cuidando de que la miel quede bien disuelta. Esto lo dejaremos unos diez minutos a fuego suave, removiendo de vez en cuando. Pasado ese tiempo retiramos el ajo.
4. Por último usaremos la cucharadita de maizena disuelta en un poquito de agua fría para espesar ligeramente la salsa. 


5. Cortamos las pechugas de pollo en tiras y éstas en dados que sazonamos con sal.
6. Iremos pasando los dados de pollo por la pasta que hicimos y las freiremos en una sartén con abundante aceite de girasol o de oliva suave hasta que se dore por los dos lados y los dejaremos escurrir en un plato con papel de cocina para absorber el exceso de aceite.

Hay que mantener el fuego medio porque no olvidemos que es pollo y no debe quedar crudo. Si el fuego está demasiado alto se dora el rebozado demasiado rápido sin hacerse bien por dentro.


Calentamos la salsa de miel y la servimos por encima del pollo.
Yo lo he acompañado de arroz que para mí  es lo que le va mejor.


Nota: Siempre utilizo aceite de girasol para este tipo de recetas porque su sabor es más neutro, pero si prefieres utilizar aceite de oliva procura que sea del suave, 0.4º de acidez.


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