LECHE MERENGADA


Leche merengada


Tengo una vaca lechera...
No es una vaca cualquiera...
Me da leche merengada...
Ay! que vaca tan salada...
Tolón, tolón...

¿Cuántas veces cantaste esta canción de niño? Seguro que muchas, y seguro que también la has cantado con tus hijos otras tantas... o no... ya no se si los niños de hoy en día cantan esas canciones infantiles, como la de   "el cocherito, leré...", aunque mi preferida era una que cantábamos con mis primos con una letra muy bonita que decía  "qué buenos ratos pasamos... echando pan a los patos y cuanto más pan echamos... más buenos ratos pasamos", jajajajaja, se puede ser más ingenuo? a saber qué cantan ahora, miedo me da...


A lo que vamos, que con tantos zumos y batidos comerciales todavía muchos niños no han probado nunca la leche merengada lo que es una lástima porque esta bebida, que también sirve como postre o merienda, es muy nutritiva para ellos. Y ahora que todavía hace calor, es deliciosa para tomarla muy fría.
Y como no tiene ningún misterio y es lo más fácil del mundo, si no la has hecho nunca te animo a que pruebes porque seguro que les va a encantar y tú te vas a quedar más tranquilo/a sabiendo lo que están tomando, verdad?

Ingredientes:
- 1 litro de leche
- la piel de un limón
- 1 ramita de canela
- 2 o 3 claras de huevo (según lo espesa que la quieras)
- 200 gr. de azúcar.

Elaboración:
1. Hervimos la leche con el azúcar, la piel del limón y la canela. Dejamos enfriar o la metemos en la nevera para que se enfríe más rápido, sin colarla todavía, para que la leche tome el sabor del limón y la canela.
2. Colamos la leche y montamos las claras a punto de nieve con una cucharada de azúcar. Mezclamos suavemente hasta que quede totalmente integrada con la leche fría. Si la quieres más espesa utilizas tres claras y si la quieres más líquida con dos es suficiente.


3. Llenamos los vasos y los metemos en la nevera o incluso un ratito en el congelador para que esté bien fría. A la hora de tomarla espolvoreamos un poco de canela en polvo en cada vaso.


Nota: puedes congelar las yemas que no se han utilizado. Se les debe añadir una pizca de sal o de azúcar, para que las yemas no se endurezcan y lo mejor es que las batas ligeramente. Si crees que las utilizarás para un postres le añades azúcar y si las quieres para una preparación salada, una pizca de sal.

¡Hasta el viernes!

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